Se trata de un masaje con fines curativos y relajantes. De un modo parecido a la filosofía y métodos de trabajo de la Medicina Tradicional China, que es más conocida en occidente, el Masaje Tailandés se basa en la teoría de que el cuerpo está impregnado de Lom o aire. Este aire que se inhala hacia los pulmones y viaja por el cuerpo a través de 72.000 caminos llamados Sen. El masajista manipula las principales líneas Sen, presionando en cada momento determinados puntos básicos en el recorrido de esas líneas. En esto puede recordar bastante a masajes como el Shiatsu o el Tuina.
El Masaje Tailandés es un masaje completo, que se aplica a todo el cuerpo, trabajando desde los dedos de los pies hasta la cabeza. En el proceso se eliminan toxinas y se libera el Qi (energía vital) para ofrecer al paciente una sensación de profunda paz, tanto en su cuerpo como en su mente.
Cómo es un masaje Tailandés (en Futón o con Aceite)
La técnica del Masaje Tailandés tiene dos modalidades: Está el Masaje Thai en futón (colchoneta especial) y cuenta con movimientos procedentes del yoga. El paciente viste ropa cómoda como un pijama o ropa de algodón y el masajista emplea sus manos, rodillas, piernas y pies para ejercer las presiones y auxiliar los estiramientos del masaje.
También está el Masaje Thai con Aceite, que se realiza en camilla donde se aplica el aceite directamente sobre la piel.
En cualquiera de las formas del Masaje Thai se combinan estiramientos, compresiones, movilizaciones articulares y estimulaciones reflejas. Encadenado a un ritmo regular y contando con la armonía en la respiración de cliente y masajista, se estimula y desbloquea el libre flujo de Lom por las líneas Sen.
Beneficios del masaje Tailandés
Cuando el Masaje Tailandés es recibido con regularidad, se aprecia una mejoría generalizada del sistema nervioso, respiratorio, circulatorio, digestivo e inmunológico. Ayuda a reducir el estrés y ansiedad, relaja la tensión corporal, mejora la circulación, aumenta el nivel de energía vital y la autoestima.
También, el Masaje Thai ayuda a la digestión, combate el insomnio, incrementa la flexibilidad y corrige la postura, libera bloqueos físicos y energéticos y armoniza la relación psicosomática.
COMPRAR ONLINE+ INFORMACIÓN SOBRE EL MASAJE TAILANDES
El Masaje Tailandés es conocido en Tailandia como nuad boran, nuad bo rarn o nuat phaen boran, literalmente, masaje a la antigua usanza o tradicional. Nuat significa «presión», «tocar con el propósito de curar» y boran o bo’Rarn significa «antiguo».
El masaje tailandés es una de las ramas de la Medicina Tradicional Tailandesa, que como sucede en China con la MTC, está actualmente reconocida y regulada por el gobierno de aquel país, donde la población tiene acceso a ella como una disciplina médica para el tratamiento de una amplia variedad de dolencias. El masaje tailandés tiene sus raíces en el masaje chino Tui Na, el Yoga hindú y la medicina Ayurvédica que se remontan a 4.000 años de antigüedad.
El masaje tailandés puede recordar a posturas de Yoga o Tai Chi, es por eso que se le conoce también como masaje de yoga tailandés, trabajo corporal thai o thai yoga. También tiene mucho en común con en masaje shiatsu japonés.
El «masaje Thai» es un arte milenario de sanación que comprende un muy variado conjunto de técnicas delicadas y de unos efectos contundentes. Como todas las medicinas orientales, basa su fundamento en la visión de la circulación de la energía por el cuerpo a través de senderos o caminos, que los tailandeses llaman líneas Sen. Esa energía los chinos la llaman Qi (energía vital), existiendo variadas disciplinas y estilos que ellos utilizan para desbloquear dichos canales de energía que denominan «meridianos» (Sen Sib) para permitir que la energía fluya. En cierto modo al igual que el masaje Shiatsu, se usa de manera tanto preventiva como curativa.
A través de su visión holística, la medicina tailandesa pone su atención en la «prevención» de patologías. Al igual que en el yoga y demás disciplinas orientales, en el masaje Naud Bo’Rarn se trabaja sobre el cuerpo físico, sin enfocarlo como un fin en sí mismo, sino como un aspecto del ser, un «vehículo» sagrado, a través del cual se puede llegar a un plano más sutil, al espíritu.