¡Hola a todos! Bienvenidos a un nuevo artículo del Templo del Masaje. En esta ocasión, les mostraré cuáles son las 3 zonas clave que se deben trabajar en cada masaje para obtener resultados excelentes.
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3 zonas clave que debes trabajar en todos tus masajes
A lo largo de mi vida profesional, he trabajado con muchos pacientes y diferentes dolencias. En mi experiencia, al masajear los puntos que te mencionaré a continuación, se obtienen muy buenos resultados, independientemente de la diferencia en los padecimientos.
Planta de los pies
Unas zonas muy importantes que siempre debemos de trabajar son las plantas de los pies, ya que son las encargadas de soportarnos durante todo el día y, pese a su esfuerzo, pocas veces nos preocupamos por relajarlas.
Por esta razón, siempre es recomendable revisar los pies y analizar en qué estado se encuentra la planta. Para ello, la vamos a ir testeando y aflojando con los pulgares.
Podemos ir haciendo masajes circulares, tratando de abrir la planta para aflojar toda la contractura que encontremos.
Para más intensidad, es recomendable emplear los nudillos (el puño). Al realizar esta maniobra conseguiremos que el pie comience a relajarse.
Al utilizar estás técnicas es importante que seamos cuidadosos, ya que la gente suele tener mucha sensibilidad y podemos generar molestias si el movimiento es muy intenso. Para evitar esto, la comunicación con el paciente es fundamental, ya que nos indicará el nivel de presión que él o ella soporta.
Cadera
Otra zona muy importante es la cadera (articulación central del cuerpo). Una parte del cuerpo que nos mantiene en equilibrio, por lo cual, suele sobrecargarse mucho.
Para trabajar el área nos centraremos en el glúteo y la musculatura que se encuentra yendo desde el sacro hasta el trocánter. Por lo general, toda esta zona se tensa demasiado sin darnos cuenta.
Debido a lo anterior, relajarla y brindarle un poco de estabilidad es muy beneficioso. Para hacerlo, doblaremos la pierna del paciente. Hecho esto, comenzaremos a trabajar el glúteo utilizando el puño o la palma con el objetivo de aflojar toda la musculatura dura que encontremos. Recuerda que todos los esfuerzos deben hacerse en el músculo piramidal (zona del sacro al trocánter).
Las presiones deben hacerse poco a poco para elastificar el músculo lo más que se pueda. Al realizar esta maniobra, notaremos que el paciente siente un alivio increíble en la parte lumbar y la pierna.
Cuello y hombros
Masaje en los hombros
Otra zona importantísima, que causa muchas molestias es la del cuello y los hombros.
Aquí vamos a hacer unas maniobras muy concretas trabajando todo el borde superior del trapecio. Comenzaremos en tres puntos: El primero estará próximo al cuello y se ubicará en la unión con la espalda (ángulo).
Para trabajarlo, localizaremos la zona más dura y utilizaremos el pulgar, la palma, el puño o el codo para ejercer una presión. La parte de nuestro cuerpo a emplear en el masaje dependerá de la sensibilidad del paciente.
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Después vamos a trabajar el punto que se encuentra en la zona centro del área que va desde el hombro hasta el cuello.
Concretamente está en el trapecio y es el punto que más se suele tensar. Si masajeamos esta parte del cuerpo mientras el paciente realiza ejercicios de respiración, lograremos una mayor profundidad.
Deberemos mantener la maniobra hasta que consigamos avanzar y la dureza se afloje un poquito. De esta manera, el paciente notará una mayor relajación.
Para terminar, trabajaremos el último punto que se ubica en el huequito que está en el borde del hombro (entre la clavícula y la escápula). En esta área, introduciremos un dedo y poco a poco, profundizaremos.
También es importante buscar la zona más sensible. Una vez encontrada, la masajearemos hasta que el dolor haya disminuido.
Masaje en el cuello
Con los hombros relajados, es hora de trabajar el cuello. Para esta zona nos concentraremos en 2 zonas que ofrecen resultados sorprendentes: La primera abarca toda el área del masetero (el músculo que cierra la mandíbula y ejerce la fuerza al masticar).
Esta parte del cuerpo es muy susceptible a padecer contracturas. Además, suele provocar bruxismo, dolor de cabeza y otras molestias.
Para el masaje, colocaremos las yemas de los dedos de forma que tratemos de desplazarlo desde el borde de la mandíbula hacia la comisura de la boca. En esta maniobra, utilizaremos muy poco aceite, ya que lo que se busca es desplazar todo el tejido en profundidad.
Realizaremos el masaje de forma progresiva, con una presión suficiente que nos permita notar que se está moviendo el músculo sin que el paciente sufra alguna molestia.
Repetiremos el ejercicio las veces que sean necesarias hasta sentir que el músculo se mueve un poco más fácil que al principio. Es decir, será más flexible y habrá perdido dureza.
El último punto (y que casi nadie trabaja) es el músculo del esternocleidomastoideo. El cuello no solo se tensa por detrás, también lo hace por delante. Por ende, cuando yo atiendo a un paciente siempre incluyo maniobras en la zona anterior.
Para trabajar esta zona, no debemos utilizar aceite y si ya lo hemos aplicado, emplearemos un pañuelo (Kleenex) para evitar que las manos se nos resbalen.
Iniciaremos la terapia en el centro del esternocleidomastoideo, abarcando el área que se ubica entre la clavícula y la cabeza. Una vez localizado, lo intentaremos agarrar como se muestra en la imagen.
En función del estado del músculo, será más fácil o difícil pinzarlo. Al realizar este ejercicio, es importante que tengas en cuenta, que es una maniobra muy dolorosa que provoca una sensación molesta en la garganta (como si la estuvieran jalando). Sin embargo, es necesario despegarlo para que consigamos una relajación del cuello más intensa.
Teniendo en cuenta lo anterior, cogeremos la zona y mantendremos la presión necesaria hasta lograr que la persona note el tirón del músculo y lo pueda soportar.
La duración de este movimiento puede variar, pero es importante mantenerlo por uno o dos minutos. Poco a poco, hay que tratar de aumentar la presión y el tirón hacia afuera.
Con el paso del tiempo, notaremos como el paciente soporta el masaje con mayor facilidad. Gracias a esto, podremos estar más tiempo pinzando el músculo lo que mejorará aún más los resultados.
Por las molestias que genera esta maniobra, lo más recomendable es trabajar primero un lado y luego el otro. Evita realizar la presión en ambos al mismo tiempo.
Después de trabajar los dos lados, veremos cómo la zona posterior del cuello también se ha aflojado, a pesar de que no la hemos tocado.
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Hasta aquí el artículo de hoy, si aplicamos los consejos de hoy, notaremos mejores resultados en nuestros masajes, lo que disminuirá los dolores y nos permitirá trabajar con más efectividad.
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