Bienvenidos a un nuevo artículo del Templo del Masaje. En esta ocasión les enseñaré a realizar una rutina de masaje de espalda. ¡Un básico de los básicos de cualquier masajista!
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Si no tienen experiencia, no pasa nada, porque les voy a dar unos trucos sencillos y fáciles de memorizar que les permitirán hacer un masaje de espalda de 5 estrellas.
El día de hoy, no hablaremos de la musculatura ni de la anatomía del cuerpo. Solo nos centraremos en las maniobras prácticas. ¡Vamos a ello!
Técnicas para un masaje de espalda de 5 estrellas
Primeros pasos
Para comenzar el masaje, es necesario cubrir el resto del cuerpo de la persona, para evitar que experimente una sensación de frío que suele ser desagradable. La única zona que debe estar descubierta será en la que vamos a trabajar.
Después, colocaremos un aceite o crema. El primero es más recomendable porque tiene un efecto caliente y es más agradable a la hora de dar el masaje. Además, soportará mejor las maniobras.
Antes de aplicarlo primero lo esparciremos en nuestras manos para calentarlo. De este modo, el contacto con la piel será más agradable.
Renovación venosa
Comenzaremos la sesión con esta técnica que consistirá en hacer una presión desde el sacro hasta la columna para después, deslizar desde la columna hacia los laterales.
Esta maniobra requiere mucho contacto de la mano y un ritmo lento.
Para una mayor efectividad tenemos que echar el peso del cuerpo, así será mucho más agradable para el paciente.
Maniobra digital
Ahora utilizaremos las yemas de los dedos para sentir cómo están las contracturas superficiales de la espalda. Reconoceremos estas áreas porque estarán más duras.
Si no alcanzamos a detectar las zonas afectadas, podemos cerrar los ojos para que nuestro sentido del tacto se agudice.
Con los dedos también podemos ir identificando las partes de hueso y musculo. De ahí, encontraremos las durezas y contracturas del paciente más fácilmente.
Pinza profunda
La siguiente maniobra trabaja a un nivel más profundo. Para hacerla, formaremos una pinza con la mano e intentaremos separar (sin dolor) todos los músculos de la parte ósea del cuerpo.
Gracias a esto, detectaremos los músculos que están más pegados, lo que querrá decir que tienen más contracturas. En caso contrario, si se pueden manejar fácilmente estarán mucho mejor.
Es una maniobra muy buena para conocer la flexibilidad de cada persona.
Esta técnica la aplicaremos primero en un lado de la espalda, subiendo y bajando hasta 3 veces y luego en el otro lado.
Con los pasos anteriores, ya hemos calentado toda la musculatura y ya sabremos qué zonas son las afectadas por las contracturas (lumbar, dorsal, hombros o trapecio).
Técnica para liberar la columna
Ahora procederemos a liberar la columna con una maniobra muy relajante. Además, le va a venir de maravilla a tu paciente, ya que ayudará a que su sistema nervioso se comunique adecuadamente.
Recuerda que, en la columna nunca se debe hacer presión hacia abajo. Ese tipo de ejercicios no benefician y pueden dañar.
Lo que haremos será trabajar a los lados, en los huequitos que la rodean. Aquí realizaremos 3 maniobras:
Sujeción de las vértebras
La primera consistirá en sujetar todo el huesito de la columna mientras balanceamos. Iremos desde la parte del sacro hasta las cervicales, subiendo y bajando.
Masaje con el índice y el pulgar
En la misma zona donde hicimos la sujeción colocaremos el índice y el pulgar (uno a cada lado) y pasaremos suave y lentamente por las mismas zonas que en el ejercicio anterior.
Es importante colocar nuestra otra mano encima para lograr una mayor presión. Entre más profundicemos, mejor será el resultado que obtengamos.
Si notas que es difícil profundizar, probablemente la persona tiene la espalda muy contracturada.
A partir de las dorsales, reduciremos la presión para no hundir la cabeza. Sin embargo, no interrumpiremos el recorrido, es más lo alargaremos y llegaremos hasta el occipital.
Podemos repetir esta maniobra hasta 5 veces.
Masaje entre las vértebras
Ahora realizaremos una maniobra que consistirá en trabajar todos los huecos que hay entre las vértebras.
Normalmente, las vértebras tendrán la misma separación. Sin embargo, los malos hábitos posturales, pueden generar zonas con huecos demasiado pequeños o abiertos.
Para realizar esta técnica, colocaremos los pulgares de manera lateral y trabajaremos todas las zonas haciendo una pequeña fricción hasta llegar a la cabeza.
En las cervicales puede que cueste un poco más. No pasa nada si no insistimos demasiado, lo importante es el resto de la columna.
Masaje por zonas
Después de trabajar toda la espalda empezaremos a masajear por zonas. La primera será la lumbar.
Zona lumbar
Aquí haremos un amasamiento profundo como hacíamos con la pinza insistiendo bien en el triángulo que se genera con la cadera, las costillas y la columna.
Intentaremos separar en profundidad y abarcaremos un poco la zona frontal del abdomen. De esta manera, vamos a coger el músculo del oblicuo que muchas veces está contracturado.
Posteriormente, emplearemos el dedo pulgar para encontrar el borde de la cresta ilíaca. Una vez detectada, iremos desde el sacro buscando todo el borde y haciendo una presión hacia los pies.
Recuerda que no es necesario llegar al dolor, se deben ajustar a la presión que la persona soporte.
Para evitar ejercer una fuerza excesiva, es recomendable echar el peso del cuerpo sobre las manos. Así no habrá cansancio ni daño en las articulaciones.
Terminado lo anterior, cerraremos el puño y realizaremos maniobras circulares por toda el área.
Para finalizar, tapa la zona para que la persona no pase frío.
Zona de los intercostales
Para trabajar esta zona, deslizaremos los dedos por los huecos de las costillas. Si el paciente siente cosquillas, hazlo más lento y profundo.
Zona superior
Aquí trabajaremos los hombros, el omoplato y el trapecio. Comenzaremos con el omoplato realizando un masaje con las yemas de los dedos, buscando las partes con mayor tensión o donde hay más durezas o dolor.
Posteriormente estiraremos la zona, cogiendo la mano y colocándola en la espalda hasta donde la persona soporte. Para un mejor resultado, bajaremos la zona del codo hacía la camilla.
De esta manera, el omoplato será visible. En esta posición podemos aprovechar y empujarlo para darle una mayor flexibilidad. También puedes meter los deditos por debajo y de ahí, tirar suavemente.
Terminado lo anterior, pasaremos al trapecio. Para masajearlo, nos colocaremos frontalmente (enfrente de la cabeza) y realizaremos un amasamiento profundo con la mano en pinza.
Después, con los pulgares, buscaremos las durezas o contracturas que hay desde el hombro hasta el cuello, en las cuales insistiremos más haciendo una pequeña presión con el peso del cuerpo.
Maniobras finales
Al finalizar de trabajar toda la espalda y de insistir en las zonas que peor están, procederemos a realizar unas maniobras finales para dejar una sensación más relajada y agradable.
Para ello, realizaremos unos golpeteos con el lateral de la mano sobre todos los músculos que hemos masajeado, excepto por la parte de las lumbares altas (donde están los riñones). Aquí es necesario hacer la maniobra muy suave. Si no tienes mucha experiencia, mejor no la hagas.
Continuaremos con unos pases suaves y sedantes, yendo desde arriba hacia abajo.
Para finalizar, colocaremos la toalla sobre la espalda, ejerciendo unas pequeñas presiones. Esto le dará a tu paciente una sensación de tranquilidad que le fascinará.
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Ahora ya sabes cómo hacer un masaje de espalda básico. Esperamos que este artículo te sea de mucha ayuda y te invitamos a seguirnos en todas nuestras redes sociales.
No olvides cuidarte que tu cuerpo es tu templo. ¡Hasta la próxima!